Todo oscuro, sin estrellas sigue la línea de Las cuatro después de la medianoche o Todo es eventual, esas colecciones con las que King nos ha malcriado a lo largo de los años. Pequeñas y relucientes joyas rebosantes de una vertiginosa tensión.
Muchas no tendrían nada que envidiar a algunas de sus novelas, (la extensión de un libro es irrelevante, importando la calidad, "la narración" en sí misma, ya que la cantidad de páginas sólo es un número, aunque a muchos todavía no les entre en la cabeza) las cuales, admitámoslo: King es humano y nos ha colado bodrios como quien no quiere la cosa.
Sin embargo, este libro es aceptable y correcto y su la lectura agradable e incluso amena, no sólo por el léxico y la forma mundana y cercana con la que King relata, sino porque la angustia, elevada con una fina dosis de humor sarcástico y un tanto grosero (muy propio viniendo de él también) no deja lugar al aburrimiento en ningún momento.
Comienzo según el orden de preferencia:
1922, el auténtico diamante de este libro. Una impecable y deliciosa descripción de demencia, de cómo la culpa y el horror crean un absoluto (y perfecto, en términos narrativos) caos.
Hace meses que leí Todo oscuro, sin estrellas y reconozco que el final de esta primera historia, desgarrador e inesperado, me sigue fascinando (y aterrorizando) a día de hoy. De los mejores que he leído. No sólo de King, sino de la literatura de terror en términos generales.
Una extensión justa y la serie de infortunios mezclados con hechos verídicos de una cronología elegida por el autor no tiene precio.
Toda mención a la cotidianidad en un libro me encanta, por eso la referencia a Kiefer Sutherland (entre otras muchas, pero esa especialmente) me sorprendió a bien, haciéndome incluso reír.
Quizás el final simplón me decepcionó un poco, dejándome un sabor agridulce. Aún así no deja de ser un desenlace justo...
Un buen matrimonio es quizás la más conocida de las cuatro, supongo que debido a su adaptación a la gran pantalla (protagonizada por Anthony LaPaglia, el actor de Sin rastro).
Y es precisamente la conducta del personaje masculino la que me encanta, la descripción de su turbia personalidad.
Quizás el colofón es otro tropiezo del señor King, pero el resto del relato es una primacía más que notoria.
Camionero grande es totalmente sórdido. Debo reconocer que en alguna que otra ocasión tuve que cerrar el libro y dejar de leer, al menos durante unos segundos. Su crudeza e insensibilidad revuelve el estómago.
Si bien la naturaleza de la narración es cruel, visceral y sobre todo realista (algo vital y de agradecer), la fuerza de estos relatos no es equiparable al poder narrativo y el impacto mundial (con mucho apoyo cinematográfico) de ejemplos como El Cuerpo o Rita Hayworth y la redención de Shawshank.
A pesar de pequeños fallos es un ejemplar grato y atrayente, que no defrauda si estás familiarizado con King y si su manera de escribir no te desagrada, y que no debe faltar en la colección de ningún admirador de este autor.